Existen numerosos modelos que afirman haber sido el primer SUV de la historia, aunque muchos de ellos eran simplemente todoterrenos diseñados para mayor confort. Sin embargo, el verdadero auge de los SUV no se debió al primero de ellos, sino al vehículo que los popularizó: el Nissan Qashqai. Este modelo japonés abrió las puertas para los demás, y el Nissan Qashqai concept fue su punto de partida.
Se presentó en el Salón del Automóvil de Ginebra de 2004, y aunque se trataba de un prototipo con características (y soluciones) más arriesgadas que el modelo de producción final, ya se podían identificar las líneas fundamentales que más tarde harían de él un gran éxito comercial.
Diseño
Su diseño frontal era bastante minimalista, con una parrilla segmentada en tres partes y el logotipo centrado, además de unos pequeños faros que ya incorporaban una firma lumínica en forma de ‘V’, anticipando los pilotos LED que no aparecerían hasta varios años después.
Aunque carecía de las típicas protecciones de plástico en la parte inferior, que se han convertido en un sello distintivo de los SUVs, este detalle le confería un aspecto más limpio, especialmente en los pasos de rueda, que eran bastante voluminosos y acechaban unas llantas de seis radios anchos. Así mismo, se podían observar refuerzos de metal en los paragolpes y en los faldones laterales.
La silueta del Nissan anticipaba la forma del Qashqai final, aunque su parte trasera no tendría la altura del concept. Este mantenía la forma de los faros en ‘V’ invertida, situados bastante arriba, y contaba con un portón de dimensiones relativamente pequeñas, así como salidas de escape localizadas en los extremos.
Uno de los aspectos más destacados era la falta del pilar B, lo que permitía que las puertas traseras se abrieran de manera suicida, creando un amplio espacio para acceder al interior.
En su interior, se apreciaba un diseño algo anticuado, con una pantalla central de tamaño reducido, rodeada de una gran cantidad de plástico. Todos los controles físicos estaban agrupados en la consola central, que se integraba con el reposabrazos.
Otro aspecto notable era que los asientos podían plegarse lateralmente, ocupando la sección intermedia del vehículo y permitiendo crear una gran superficie de carga que se extendía desde el maletero hasta el asiento del copiloto.
El modelo de producción no llegó hasta 2007, pero tres años antes, el Nissan Qashqai concept ya había anticipado lo que vendría.