Existió un período donde ciertos fabricantes de automóviles compartían relaciones de cooperación. A pesar de ciertas colaboraciones esporádicas, la verdad es que la industria es eminentemente competitiva, disputándose la vanguardia tanto en el asfalto de las competiciones como en el mercado general. Esta contienda impulsa a cada marca a esforzarse intensamente por optimizar sus automóviles y brindar innovaciones progresivamente sofisticadas que redundan en beneficio de los usuarios. A pesar de ello, ha habido veces en que ciertas alianzas han rendido sus frutos, como en el caso de estos 12 vehículos producto de la alianza entre dos fabricantes diferentes.
Claro está, no nos referimos a colaboraciones más contemporáneas como la del BMW Z4 junto al Toyota Supra, ni a sociedades entre fabricantes pertenecientes a un consorcio automotriz idéntico. Hoy profundizamos un poco más para explorar estos doce autos que alguna vez fueron concebidos y concretados mano a mano por dos fabricantes que, con algunas excepciones, hoy en día se posicionan como competidores acérrimos.
12 vehículos producto de la alianza entre dos fabricantes diferentes:
1. Mercedes-Benz 500E
Esta asociación es, tal vez, una de las más notorias dentro del sector de la automoción: la colaboración para desarrollo y producción del Mercedes-Benz 500E de 1990 entre Mercedes y Porsche. Daimler encargó a la enseña teutónica el diseño de una variante más radical del W124. Recibió un propulsor V8 5.0 de 326 CV ajustado por los técnicos de Porsche, quienes también intervinieron en otros elementos del vehículo, como el sistema de suspensión, el escape y la estructura. Para su ensamblaje, era preciso transferir varias veces el coche de una a otra planta de producción. Entre 1990 y 1995, se manufacturaron 10.479 ejemplares.
2. Opel Zafira
Raramente se menciona aquella vez en que Opel y Porsche colaboraron para dar vida al primer Zafira. Determinada a generar una revolución en el competitivo mercado de los vehículos familiares, la firma del relámpago aspiraba a distribuir un automóvil con cabida para siete ocupantes que estuviera a la altura de las rigurosas demandas de la categoría. Para alcanzar dicho objetivo, Opel designó a Porsche para concebir y llevar a cabo el diseño del prototipo que finalmente dio lugar al Zafira de debut en 1994. Este se desveló durante el Salón del Automóvil de París en 1998, ascendiendo rápidamente a la fama en ventas, incluso aventajando al Vectra. Actualmente, es considerado uno de los vehículos más confiables que Opel ha creado.
3. Dodge Viper
El Dodge Viper, emblemático deportivo de los años 90 y reconocible por su motor V10, es fruto de la unión entre Dodge y Lamborghini. En aquellos tiempos, siendo parte de Chrysler, Lamborghini prestó su sabiduría en ingeniería para reconfigurar un propulsor de diez cilindros de un camión pick-up. La intención era que el Dodge Viper originalmente montara un motor V8, pero el potente V10 terminó siendo elegido para los prototipos iniciales de lo que acabaría siendo conocido como la ‘Víbora’, el cual fue publicado en 1991.
4. Ford Puma, uno de los automóviles gestados por dos fabricantes distintos
Previamente a que el Ford Puma se transformara en un vehículo SUV, dicho nombre designaba a un diminuto coupé que irrumpió en el escenario en 1997. Este automotor se ensamblaba en territorio alemán y tomaba como fundamento el armazón del Fiesta. Montado al frente sobre este, existían diversas opciones de propulsores, incuestionablemente la más destacada fue la máquina de 1.7 litros y 125 CV concebida por Yamaha, la cual sobresalía por su superior desempeño comparado con su mayor contrincante, el Opel Tigra, y era ensamblada en tierras niponas.
5. Lexus LFA
Yamaha irrumpe una vez más, esta vez para colaborar en la creación del motor V10 de 4.8 litros del célebre Lexus LFA . Este imponente propulsor atmosférico era capaz de entregar 560 CV de fuerza y venía acompañado por un sonido distintivo, fruto de un sistema de escape refinado con el aporte conjunto de la división de instrumentos musicales de Yamaha y los especialistas de Lexus.
Un aspecto curioso se refiere a su contador de revoluciones digital. Debido a que el mecanismo de la aguja analógica presentaba restricciones físicas para reflejar fielmente la tasa de aceleración de revoluciones, la empresa se vio en la necesidad de adaptar una pantalla. La aceleración del motor era tan veloz que la aguja no era capaz de mantener el ritmo. Se produjeron únicamente 500 ejemplares del LFA.
6. Mercedes Clase B Electric Drive
En 2014, cuando Mercedes era accionista de Tesla, tomó la decisión de enriquecer su oferta vehicular con la inclusión de un automóvil eléctrico. Aprovechando el saber hacer de la empresa de Elon Musk, surgiría así el Mercedes Clase B Electric Drive. Venía provisto de un propulsor eléctrico de 180 CV y una batería de 28 kWh que le concedía una autonomía de hasta 200 kilómetros por carga en escenarios óptimos.
Tras el lanzamiento del Clase B Electric Drive, Mercedes se deshizo de su participación en Tesla y hoy en día, ve en el fabricante californiano uno de sus competidores más tenaces en el ámbito de los vehículos eléctricos.
7. BMW M1, otro de los vehículos con origen compartido por dos manufactureros diferentes
Para la configuración del célebre BMW M1, la firma bávara se alió con Lamborghini. Durante la mitad de la década de los 70, la casa italiana ostentaba la mayor experiencia en la concepción de bólidos con propulsor centrado. Los especialistas italianos estuvieron al frente de la ingeniería relativa al bastidor estructural, sistemas de suspensión y disposición de la geometría, en tanto que BMW se encargó de la construcción detallista.
No obstante, Lamborghini tuvo que retirarse del proyecto debido a inconvenientes económicos, tras concebir un marco de poco más que un puñado de prototipos, transmitiendo a BMW el desafío de culminar una obra compartida por dos emblemas distintos.
8. Lotus Omega
En 1986, la adquisición de Lotus por parte de General Motors llevó a la propuesta por parte de la alta dirección de Opel de concebir una berlina de alto rendimiento que pudiera convertirse en un modelo de referencia dentro de la categoría. De esta insólita unión, nació en 1990 el Lotus Omega. Un sedán de cuatro puertas con grandes prestaciones, propulsado por un motor biturbo de seis cilindros y 3.6 litros, que producía una notable potencia de 382 CV.
Incorporaba una transmisión manual de seis velocidades procedente del Corvette ZR-1 y un diferencial de deslizamiento limitado de origen Holden. El Omega aceleraba de 0 a 100 km/h en tan solo 4,9 segundos y alcanzaba una velocidad máxima de 300 km/h. La colaboración de Opel con Lotus logró poner en jaque al imponente BMW M5.
9. Renault Espace
Inicialmente ideado en la década de los setenta, el diseño del Renault Espace no fue plasmado en la realidad hasta 1984. Creado por el diseñador británico Fergus Pollock, quien por aquella época laboraba para la filial británica de Chrysler, el vehículo fue diseñado pensando en comercializarlo bajo la marca Talbot. Matra y Simca, una subdivisión de Chrysler, participaron en su diseño.
Posteriormente, Talbot y Simca fueron adquiridos por PSA, la cual consideró que el Espace presentaba un diseño sumamente audaz y un costo de producción excesivamente elevado. Debido a esto, Matra tomó la iniciativa de contactar a Renault, que en última instancia tomó la decisión de poner en circulación el modelo. Finalmente, el Espace hizo su aparición en el mercado en 1984, aunque sus comienzos fueron algo difíciles. No obstante, para 1989 el modelo cobró auge, convirtiéndose en un rotundo triunfo para la firma.
10. Fiat Panda 4×4
En 2003, coincidiendo con el acontecimiento del regreso del Fiat Panda, el consorcio italiano optó por colaborar con un asociado poco usual para la gestación de la variante 4×4. La corporación seleccionada fue Saab, quien asumió la generación del sistema de tracción integral, logrando un rendimiento notable a pesar de contar con un presupuesto restringido. Este compacto citadino con aptitudes para terrenos difíciles, manufacturado por dos firmas distintas, hizo su debut un año después. Era ofrecido con un propulsor a gasolina de 1.2 litros y 60 CV, y un diésel 1.3 Multijet con 70 CV.
11. Citroën SM, un ejemplo más de vehículos fraguados por marcas diversas
En la aurora de la década de los 70, Citroën lanzó lo que podría describirse como su segunda obra magna, el SM. Traído a la vida por el afamado Robert Opron, el Citroën SM vino a ser el fruto de la colaboración entre Citroën y Maserati, vuelta realidad hacia finales de los sesenta.
Aunque el diseño original contemplaba un motor V8, la elección definitiva fue un V6 recién confeccionado. Esto contradijo ciertos mitos urbanos que sugerían que simplemente se había despojado de dos cilindros a un V8. Sin embargo, el SM se estrenó en una época inoportuna, coincidiendo con la crisis del combustible de 1973 y varios percances de Citroën que culminaron en su insolvencia.
12. Alfa Romeo Arna
Entre la gama menos reconocida del Biscione resalta el Alfa Romeo Arna, un coche considerado de uso común, engendrado en asociación con Nissan durante los años 70. Se ofertaba con chasis de tres y cinco portezuelas, durante una temporada en la cual los productores se hallaban forzados a recortar gastos y fabricar vehículos pequeños y más económicos, como consecuencia de la crisis energética.
Alfa Romeo erigió una manufactura al meridional de Italia especialmente para la fabricación del Arna. Inicialmente, parecía prometedor mezclar la ingeniería nipona con un estilo contemporáneo y seductor, pero la estrategia acabó resultando un fracaso.