Cuando se menciona a Agustín Canapino, surge el asunto de que los colores patrios empleados en el automovilismo representan un aspecto cautivador del deporte de motor, evidenciando el orgullo y la identidad nacional de diversas naciones. Hasta los años 60, las distintas naciones asociaban colores específicos con sus equipos automovilísticos, creando un variado abanico de tonalidades icónicas.
La conexión entre Italia y el color rojo está arraigada en la herencia de la nación y simboliza la pasión, la velocidad y el orgullo italianos.
Los vehículos de carreras alemanes solían ser blancos, el tono del Tercer Reich, hasta que en 1934 se quitó la pintura a un Mercedes-Benz W10 para reducir peso. Al ganar la carrera, se le apodó “flecha de plata” debido al color del aluminio. Desde entonces, el gris plateado se reconoce como el color germano.
Los automóviles de competición británicos exhiben un tono verde oscuro. Los conjuntos de carreras nipones solían optar por el blanco con detalles en rojo o el icónico emblema del sol rojo. El azul francés es un matiz inconfundible. La narrativa de los colores nacionales en el automovilismo es un relato hechizante de tradición, identidad y evolución.
El rol de los deportes en la política también ha sido un aspecto relevante a lo largo de la historia, con naciones empleando los deportes como plataforma para promover sus agendas políticas, relaciones diplomáticas e identidad nacional. La intersección entre el deporte y la política, así como la relación entre el deporte y la cultura nacional, pueden observarse en diversos contextos.
Argentina, fervor por el fútbol y algo más
La pasión de Argentina por el fútbol está intrincadamente ligada a su identidad y política nacional. El fútbol ocupa un lugar de relevancia en la cultura argentina, y a menudo se ha empleado como herramienta de expresión y movilización política.
Los triunfos de la selección argentina, particularmente en competiciones internacionales como la Copa Mundial de la FIFA, han sido fuente de gran orgullo y cohesión nacional. Los líderes políticos argentinos han reconocido el poder del deporte para obtener respaldo popular y, en ocasiones, se han aliado con sus figuras destacadas para ganar influencia política.
Una victoria portando los colores patrios aumenta la importancia del deporte en la sociedad e incentiva la pasión entre los jóvenes. El éxito de un equipo nacional también puede conllevar beneficios económicos, como un aumento del turismo, oportunidades de patrocinio e inversiones en infraestructura. Asimismo, proporciona un escaparate para exhibir el patrimonio cultural, las tradiciones y los valores de un país ante una audiencia global.
Agustín Canapino, un debutante en las 500 Millas de Indianápolis
En la 107ava edición de las 500 millas de Indianápolis, el coche número 78 luce los colores de Argentina y presenta las tres estrellas representando las tres copas del mundo ganadas por el país. Pilotando el Dallara-Chevrolet de Juncos-Hollinger Racing está Agustín Canapino. Desde el intento de 1923 de Martín “Macoco” Alzaga Unzue y su Bugatti tipo 30, ningún otro corredor de las Pampas ha corrido en el óvalo de dos millas y media.
Canapino recibió el premio Olimpia de Oro 2018 como el mejor deportista argentino del año. Él y Juan Manuel Fangio son los únicos corredores en ganar este premio nacional. Comenzó su carrera a los dieciséis años y desde entonces ha conquistado quince campeonatos nacionales, quedando en segundo lugar en cinco ocasiones y en tercero en siete ocasiones al final de los campeonatos. Tras diecisiete años compitiendo en Argentina, a veces disputando múltiples títulos en una misma temporada, es el campeón entre campeones.
Su popularidad se equipara a la de Jimmy Johnson y Dale Earnhart en EE. UU., en la categoría Turismo Carretera, la categoría de carreras activa más antigua del mundo basada en vehículos de producción. Juan Manuel Fangio, Carlos “Lole” Reutemann, José María “Pochito” López y Canapino son los pilotos de carreras más renombrados de Argentina.
Una oportunidad única para el recién llegado
Al preguntarle a Canapino por qué se trasladó a Estados Unidos, respondió: “Es el mayor desafío de mi vida. Competir contra Castroneves, Dixon y todos los pilotos que son campeones en la serie más competitiva del mundo es una oportunidad que no podía rechazar”. Y añadió: “Estar en el icónico óvalo será un gran logro para mí, el equipo y el país”.
Ricardo Juncos, propietario del equipo y también argentino, junto con Brad Hollinger, constituyen el equipo más reciente del paddock. Cuando le pregunté sobre la elección de Canapino como piloto del coche en Indy, comentó: “Es un auténtico purasangre. Posee la destreza natural para llevar el coche al límite, y su conocimiento técnico ayuda a todos a realizar los ajustes necesarios para aumentar la velocidad del coche”.
Agustín Canapino, quien nunca ha conducido un monoplaza, ya ha demostrado su habilidad para adaptarse a las demandas de las carreras de IndyCar.
“Juncos-Hollinger es el equipo más pequeño de la parrilla. Todavía no estamos en condiciones de competir al mismo nivel que Penske, Ganassi, Andretti o McLaren”, mencionó Ricardo Juncos. “Esos equipos cuentan con el doble o el triple de personal y de financiamiento para luchar por la victoria. Sin embargo, somos pilotos de corazón, entregando el ciento diez por ciento en este evento porque la carrera culmina en la vuelta 200. Muchas cosas pueden ocurrir en este abrumador evento”.
El domingo, millones de argentinos seguirán desde sus televisores el más grande espectáculo automovilístico a ocho mil kilómetros de distancia. Con una inflación del noventa por ciento, un gobierno dividido e inestabilidad económica, la nación respaldará a la “albiceleste”. En esta ocasión, no es Messi sino Canapino quien debe realizar lo imposible.
Cruzar la bandera a cuadros en el grupo intermedio tras treinta y seis juegos de neumáticos y ciento veinticinco galones de combustible ataviado con el mismo atuendo que la camiseta del equipo de fútbol será un logro. Además, será una oportunidad para aprender, enfrentar desafíos y prepararse para un mejor resultado en el futuro. Esto es lo que la nación espera en un futuro cercano.
Foto de portada: Patagonia Media Solutions