La narración del Nissan GT-R está llena de cuentos y triunfos en la competencia. Uno de los vehículos deportivos más icónicos de Japón ha adquirido el estatus de fábula desde su debut en 1969. A pesar de que su salto a la fama internacional tardó otros 20 años, hasta la generación R32 (1989), Godzilla es uno de los modelos más veteranos del mercado y uno de los que ha atraído a más seguidores por todo el mundo.
En esta oportunidad, vamos a hacer un viaje a un poco más atrás en el tiempo, a los principios del Nissan Skyline, el prototipo sobre el cual se crearía el GT-R (que en realidad es una versión deportiva del Skyline). Para descubrir cómo se originó su historia es necesario retroceder hasta la segunda mitad de la década de 1950, donde una empresa que, de forma curiosa, no era Nissan, fue la artífice del nacimiento del primer Skyline.
El Skyline no surgió de Nissan
Esa empresa era Prince Motor Company, un fabricante que gestó la primera edición del Skyline en 1957. Diseñado como un sedán lujoso de cuatro puertas para familias numerosas que requerían un vehículo espacioso con gran capacidad de carga, el Prince Skyline tenía un modesto motor de cuatro cilindros y eventualmente estaría disponible en versiones familiar, coupé y convertible, aunque eso fue en la década de 1960.
No obstante, el modelo no adquiere relevancia hasta la segunda generación, conocida como S50. En 1963 se presenta esta segunda fase del Prince Skyline. Es en ese momento cuando la empresa japonesa decide llevar el nuevo sedán a las pistas de carreras. La serie GT-II del Gran Prix Japonés para vehículos de 2.000 cm3 fue el escenario elegido y el automóvil, el Prince Skyline GT.
Pero, antes de poner en marcha los motores, era imprescindible producir al menos 100 unidades de la versión de producción del Skyline GT. Prince Motor Company apenas logró cumplir con este requisito para poder participar. Una vez en la competencia, el fabricante se presentó con un coche que tenía un morro más prolongado, al que se le había añadido 20 centímetros a su longitud y que contaba con un motor de seis cilindros en línea con triple carburador.
Estos ajustes, como rememoraba el conductor de Nissan, Yoshikazu Sunako, hace ya más de una década, hacían que “el equilibrio de la carrocería fuera muy deficiente y los neumáticos estaban ‘fuera de lugar’, por lo que solo podíamos derrapar al girar. Nos deslizábamos y derrapábamos debido al mal estado de los neumáticos. Pero esos problemas resultaron ser una bendición para nosotros”.
La competición en Suzuka y su feroz adversario alemán
Tras realizar algunas pruebas, el Skyline GT demostró su capacidad completando una vuelta en el circuito de Suzuka en 2 minutos y 47 segundos, lo que lo convertía en “el coche más veloz en Suzuka”. Esta hazaña era esencial no solo para competir por la victoria, sino para vencer a su principal competidor, un Porsche 904 Carrera GTS con una velocidad máxima superior a 250 km/h y un formidable desempeño en las curvas.
En la jornada de la carrera en 1964, el Porsche demostró su superioridad desde el inicio. Sin embargo, el Skyline GT número 39, que había sido conducido en gran parte de la prueba por Sunako, tendría la habilidad de Tetsu Ikuzawa, el compañero de equipo de Sunako. Ikuzawa logró adelantar al 904 Carrera GTS y mantenerse en la delantera durante toda una vuelta, evidenciando que, a pesar de no ser el más rápido, tenía la capacidad de liderar la carrera ante un oponente teóricamente superior.
Aunque la victoria final correspondió al Porsche 904 Carrera GTS, los Prince Skyline GT que participaron en la competencia ocuparon desde el segundo hasta el sexto lugar, con el automóvil número 39 inmediatamente detrás del Porsche en la clasificación general. De esta manera tan singular iniciaría la crónica del Skyline de Nissan que nos transporta hasta nuestros días.
Nissan cobraría revancha en 1966
En el año 1966, Prince y Nissan se unen, dando lugar a la colección Príncipe R380, un automóvil que lograría su triunfo en el Gran Premio de Suzuka ante Porsche ese mismo año.
Sunako, quien conduciría el R380 vencedor de la carrera de 1966, rememora que “la línea R380 surgió a raíz de nuestra derrota contra el Porsche en ese instante, así que en realidad fue beneficioso competir contra el Porsche Carrera”.
Por otro lado, la relevancia de Prince se iría desvaneciendo tras la fusión con Nissan. De hecho, la introducción de la tercera iteración del Skyline en 1968, que sería la primera en albergar una variante GT-R (C10), significó la supresión de cualquier vestigio de Prince en la carrocería e interior del vehículo, que se comercializó directamente como Nissan Skyline.