Un hito relevante en la industria automotriz de los años recientes ha tenido lugar en España. En ocasiones, se tiende a pensar que estamos rezagados respecto a otras naciones, como Alemania o Italia, en lo que concierne a la ingeniería de automóviles. Sin embargo, esto no es así. Un caso ejemplar de esto es la compañía INNengine, la cual ha concebido un motor pionero, económico y ligero. Y qué mejor vehículo para ponerlo a prueba que uno de los emblemáticos coches deportivos japoneses.
Es importante destacar la inventiva y el potencial de la tecnología española, aspectos que, insistimos, a menudo no son debidamente apreciados. Este motor desarrollado por INNengine está listo para transformar el sector automotriz, al fusionar las virtudes de un motor convencional de pistones con las de un rotativo Wankel, pero sin emplear cigüeñal.
El funcionamiento del motor de INNengine
El creador de este innovador motor español es Juan Garrido Requena, diseñado y ensamblado en Granada. Posee dos discos opuestos, conocidos como pistas de leva, unidos por un eje central hueco. Alrededor de estos discos se encuentran ocho pistones opuestos, similar a un motor bóxer.
Los pistones transcurren sobre los biselados de los discos o pistas de leva, haciéndolos rotar por medio de la combustión generada por la mezcla de combustible y aire, asemejándose a un propulsor a gasolina convencional. El movimiento lineal se transforma en rotativo, aun cuando todas las piezas operan en un mismo eje, a diferencia de los motores actuales. La admisión y expulsión de los gases de escape se lleva a cabo a través de aberturas que se abren y cierran gracias al movimiento de los pistones.
Una de las ventajas primordiales de este motor español es su capacidad para generar una elevada potencia, con dimensiones compactas y un peso muy liviano, además de producir bajas emisiones de CO2. Por ende, nos encontramos ante una innovación gestada en España que podría revolucionar el sector en el porvenir.
El revolucionario motor español ya ha sido probado en un Mazda MX-5
Si hay una marca reconocida a nivel global por sus innovaciones tecnológicas y audacia, esa es Mazda. El fabricante nipón no ha titubeado en poner a prueba el motor español innovador en su icónico modelo, el Miata. INNengine incorporó un propulsor e-REX de 500 centímetros cúbicos en un Mazda MX-5 de segunda generación, capaz de generar 120 CV con admisión atmosférica y apenas 35 kg de peso. Y lo más sorprendente es un sonido que evoca a los vehículos deportivos japoneses de la década de 1990.
El propulsor e-REX es uno de los dos motores que ha desarrollado la empresa española. Es un bloque de hasta 700 centímetros cúbicos que pretende reemplazar a los motores de cuatro tiempos en diversas aplicaciones, gracias a su potencia y bajo peso, así como a sus bajas emisiones. El otro motor en el catálogo es el REX-B, de menor tamaño, con 125 centímetros cúbicos, orientado a usos en drones y aeromodelismo.
Los motores como ampliadores de autonomía
Este motor español probado en el Mazda MX-5 podría representar una solución para lograr vehículos menos contaminantes. No obstante, los objetivos de INNengine van en otra dirección. No desean impulsar automóviles, sino abastecer de energía a las baterías de los vehículos eléctricos, lo cual permitiría, además, emplear baterías más pequeñas y, por ende, resolver los principales contratiempos de los vehículos eléctricos: su precio elevado, la autonomía limitada y la escasez de puntos de recarga.
Todo esto sería alcanzable fusionando las escasas emisiones generadas por el motor con la potencia que otorga a la batería y, así, alimentar el propulsor eléctrico. Ya existen fabricantes, como el propio Mazda, que utiliza motores a gasolina en autos eléctricos como ampliadores de autonomía, tal como el MX-30 R-EV, aunque en este caso emplea un motor rotativo, distintivo de la marca de Hiroshima.