Frecuentemente, las impresiones pueden ser erróneas. Esta expresión tan conocida, que generalmente se utiliza al atribuir un juicio equivocado hacia una persona o cosa tras evaluar el exterior, también se aplica a los coches.
A lo largo de la historia ha habido numerosos modelos que, por su apariencia externa, nos hicieron pensar algo que no resultó ser cierto. Aquí te presentamos estos diez vehículos deportivos que daban la impresión de ser más veloces de lo que realmente eran.
Toyota Celica, uno de los autos deportivos que parecían muy rápidos pero que…
En la década de los 90, el Toyota Celica era reconocido como uno de los vehículos deportivos más queridos, especialmente tras su destacada actuación en el Campeonato Mundial de Rally. Parte de su encanto se debía a su diseño externo, que incluía una apariencia muy aerodinámica, un capó pequeño y líneas bien definidas.
A pesar de su apariencia sugerente, su desempeño en la pista no correspondía. Equipado con un motor VVT-I de 1.8 litros y 145 CV desarrollado por Yamaha, lograba acelerar de 0 a 100 km/h en 9 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 204 km/h. Aunque no era un prodigio de velocidad, el Celica destacaba por su excelente maniobrabilidad, siendo considerado uno de los mejores automóviles de tracción delantera.
DMC DeLorean
Sin la influencia de la película ‘Volver al Futuro’, es posible que hoy en día muy pocos individuos tuvieran en mente al DMC DeLorean; sin embargo, no profundizaremos en ese tema. El vehículo es visualmente impactante, pero al ponerte al volante, todas las expectativas generadas previamente se desvanecen rápidamente.
Inicialmente, la empresa planeó instalar un motor Ford Cologne V6, pero finalmente optó por el conocido V6 PRV (Peugeot-Renault-Volvo) de 2.8 litros que generaba 130 CV. Requería 10,5 segundos para alcanzar los 100 km/h desde cero y su velocidad máxima era de 209 km/h.
Honda CR-Z
En un instante en el que los coupé generalistas estaban en una situación disminuida, apareció el Honda CR-Z, un vehículo con un diseño altamente llamativo. Destacaba por tener un centro de gravedad extremadamente bajo y una silueta muy ancha con una caída de techo que le brindaba un aspecto atractivo, aunque su motor presentaba debilidades.
Este automóvil contaba con un sistema híbrido de 122 CV que lo volvía un vehículo sin ninguna emoción palpable. A pesar de esto, mostraba una suspensión delantera rígida y una trasera con barra de torsión que le conferían cierta agilidad.
Hyundai Coupé
En el período de los 2000, el Hyundai Coupé se posicionó como el vehículo deportivo preferido por varios conductores jóvenes. Mostraba un diseño atractivo y elegante, pero su potencia era limitada. Especialmente en su variante estándar, equipada con un motor de 1.6 litros y 105 CV, alcanzando los 100 km/h en 11,5 segundos.
También se ofrecieron dos versiones con mayor potencia, una con un motor de 2.0 litros y 142 CV y otra con un V6 de 2.7 litros y 165 CV que tenía un excelente sonido, aunque no lograba coincidir con la rapidez esperada por su aspecto.
Ford Mustang King Cobra, otro de los coches deportivos que daban la impresión de ser más rápidos de lo que realmente eran
La crisis petrolera de 1973 impactó fuertemente en toda la industria automovilística. Desde entonces, las compañías comenzaron a fabricar autos menos potentes y, en algunas situaciones, más sensatos.
Ford lanzó una nueva versión del Mustang siguiendo esta nueva lógica obligada, migrando de un V8 de 5.0 litros a un motor de cuatro cilindros de 2.3 litros y 88 CV y más adelante a un V6 de 2.8 litros y 105 CV, lo cual resultó ser un cambio difícil. Como resultado, la segunda generación del Mustang fue un fracaso total. En 1975, la marca reintrodujo un V8 de 5.0 litros, aunque esta vez con tan solo 130 CV para cumplir con las nuevas regulaciones sobre emisiones. Descubre aquí la historia completa del Ford Mustang.
Chevrolet Camaro
Hasta la tercera variante, el Chevrolet Camaro venía equipado con motores de seis cilindros en línea o V6, además de opciones V8. Sin embargo, en la tercera generación, que salió al mercado en 1982, optaron por integrar un V6 de 2.5 litros y solo 89 CV, conectado a una transmisión automática de tres marchas en la edición estándar.
Más adelante, se mejoró la potencia hasta los 107 CV, pero aun así seguía siendo insuficiente para un carro con su apariencia deportiva.
Hyundai Veloster
El Hyundai Veloster fue la propuesta de la marca surcoreana en 2012 como respuesta al Volkswagen Scirocco, que había sido lanzado algunos años antes, y vino a ocupar el lugar dejado por el Hyundai Coupé. Presentaba un diseño bastante peculiar con tres puertas y un desempeño en carretera bastante aceptable.
Sin embargo, estaba impulsado por un motor de 1.6 litros y 140 CV que resultaba insuficiente. Lograba acelerar de 0 a 100 km/h en 10 segundos. Posteriormente, se corrigió en parte con una versión turbo de 185 CV.
Pontiac Fiero
El Pontiac Fiero fue un automóvil deportivo compacto y liviano, muy entretenido de manejar debido a su motor situado en posición central. Inicialmente, General Motors consideró instalar un bloque de 1.8 litros de alta rotación, pero debido a problemas de costos, optó por un motor más económico de 2.5 litros y 93 CV. Aceleraba de 0 a 100 km/h en 11 segundos y solo alcanzaba una velocidad máxima de 169 km/h. También existía una versión GT con un motor V6 de 2.8 litros, que llegaba a los 142 CV.
Volkswagen SP2
En los primeros años 70, escaseaban los vehículos deportivos en Brasil, a causa de los elevados aranceles de importación. La selección se limitaba a un prototipo, el Puma, así que la división de Volkswagen allí optó por fabricar el SP, un elegante cupé de diseños muy vistosos cuya denominación hacía alusión a Sao Paulo.
El Volkswagen SP2 fue el pionero de la marca alemana en ser ideado íntegramente fuera de Alemania. Es una lástima que contara con un propulsor de 1.6 litros y 55 CV. Más adelante surgió el SP2, con un motor de 1.7 litros y 75 CV.
Chrysler Crossfire
Para finalizar, un ejemplo más de vehículo deportivo que daba la sensación de ser más rápido de lo que realmente era fue el Chrysler Crossfire. Este automóvil de dos plazas era básicamente un Mercedes-Benz SLK y recibió numerosos elogios por su comportamiento dinámico.
Se jactaba de presentar menos subviraje que el Nissan 350Z, pero su motor V6 de 3.2 litros y una velocidad máxima de 215 km/h, en conjunto con una transmisión automática, lo convertían en un automóvil más lento que el japonés. También se lanzó una variante SRT-6, con 330 CV.